AYER QUISO MATARME MI MEJOR AMIGO...
Tuviste que optar, ácido, vitriólico, juerguista en serio, borracho, díscolo, y sobre todo genial. Seguramente uno de mis santos de devoción, al que ahora dedico este homenaje insuficiente.
Hablamos un par de veces, tú me dijiste que en esta ciudad la ironía no debía ser hecha por los “vivos de futuro” como yo, sino los muertos del pasado, como Navalón, bajo reconocimiento agotado y un prestigio en tu “villa” desmesurado. Así fuiste, persona de contrastes, con cáncer de pulmón, con problemas muy serios de garganta, con arritmias, con 72 años, pero también con whisky, cerveza, puros, ducados… tu vida, y nuestra muerte. Es el romanticismo de la disyuntiva, de la bohemia, en la que como Bogart, debes optar entre lo que dice el sentido común y lo que dice toda tu vida. Por desgracia, tú y yo optamos por lo segundo.
Lo tenías todo, quizás porque te faltaba respeto, o porque fuiste un mal amante, un peor marido y un excelente amigo, te ganaste “Diario 16”, debatiendo líneas y risas con tu amigo Joaquín, “El independiente”, fue, para ti, licenciado en derecho, Juez y Parte, e incluso tu “Tribuna” de última hora, donde reflejábamos prostituciones metafísicas. Mañana supiste igual que yo, que hasta el alma, sólo calan los comentarios que no has dicho, los insultos que te has dejado. Acuse de recibo para pseudo devocionarios en mantillas, como el hijo de puta de Manuel Molés y su cuadrilla.
Día de antítesis del hombre del traje gris, del que tenía pensado huir, al que pensaba desnudar, pero “ayer quiso matarme mi mejor amigo”, ojalá me mate todos los días, para de este modo, poder contar que me han matado, porque no es lo mismo morir que matar, en la vuelta al ruedo de la vida. Tuviste que elegir.
Hablamos un par de veces, tú me dijiste que en esta ciudad la ironía no debía ser hecha por los “vivos de futuro” como yo, sino los muertos del pasado, como Navalón, bajo reconocimiento agotado y un prestigio en tu “villa” desmesurado. Así fuiste, persona de contrastes, con cáncer de pulmón, con problemas muy serios de garganta, con arritmias, con 72 años, pero también con whisky, cerveza, puros, ducados… tu vida, y nuestra muerte. Es el romanticismo de la disyuntiva, de la bohemia, en la que como Bogart, debes optar entre lo que dice el sentido común y lo que dice toda tu vida. Por desgracia, tú y yo optamos por lo segundo.
Lo tenías todo, quizás porque te faltaba respeto, o porque fuiste un mal amante, un peor marido y un excelente amigo, te ganaste “Diario 16”, debatiendo líneas y risas con tu amigo Joaquín, “El independiente”, fue, para ti, licenciado en derecho, Juez y Parte, e incluso tu “Tribuna” de última hora, donde reflejábamos prostituciones metafísicas. Mañana supiste igual que yo, que hasta el alma, sólo calan los comentarios que no has dicho, los insultos que te has dejado. Acuse de recibo para pseudo devocionarios en mantillas, como el hijo de puta de Manuel Molés y su cuadrilla.
Día de antítesis del hombre del traje gris, del que tenía pensado huir, al que pensaba desnudar, pero “ayer quiso matarme mi mejor amigo”, ojalá me mate todos los días, para de este modo, poder contar que me han matado, porque no es lo mismo morir que matar, en la vuelta al ruedo de la vida. Tuviste que elegir.
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