El Tiempo Salamanca / Matacan

21 septiembre 2006

"CONSPIRANOIA"

El vicedirector de El Mundo, Casimiro García-Abadillo, un profesional que me merece todo respeto (como me lo merecía Fernando Múgica hasta que ha querido convertir a José Emilio Suárez Trashorras en un héroe y en un pobrecito chivo expiatorio), ha echado por tierra la delirante ‘conspiranoia’ de Pedrojota, del propagandista Jiménez Losantos y de la que tiene el dudoso honor de ser el ideólogo de la fabulación Luis del Pino, acogido por César Vidal en las tertulias de la cadena confesional católica (donde casi nadie es católico).
Preparen las piedras para la lapidación moral, a la que tan aficionados son los hooligan de vía estrecha. Este nuevo (y falso) liberalismo preñado de métodos tardoestalinistas que cada día defienden como un dogma cualquier cuestión opinable. Aunque el día anterior hayan mantenido, también como dogma, la opinión totalmente contraria, porque García-Abadillo no establece duda alguna sobre el suicidio colectivo de Leganés, que el propagandista Jiménez y Del Pino han querido convertir en un crimen de Estado. ¡En una operación ordenada por Díaz de Mera!

Pero lo más gordo es la actitud, que no se puede explicar, pese a esfuerzos en pensar otra cosa, bajo una actitud de extrema derecha. No tiene ningún sentido que un partido conservador de 10 millones de votos se dedique a ejercer de correa de transmisión de un periódico y a poner en duda la solvencia de la policía y de la justicia. Ni siquiera el resentimiento, por grande que sea, y lo es, lo hace explicable. No me gusta nada que todos los demás grupos parlamentarios se tengan que comprometer a parar la deriva desestablizadora del PP. Todos contra uno nunca es una señal de salud democrática. Pero el PP está intentando deslegitimar las instituciones, sólo porque la realidad de un atentado no resulto ser como ellos hubiesen deseado que fuera. Y esto no puede permitirse. Menos en un país en que la tradición democrática de la derecha tiene cuatro días.